sábado, 15 de septiembre de 2018

TAMBIÉN SOY UN ZOON POLITIKÓN

El hombre es un animal político; eso fue lo que se ha malinterpretado que dijo Aristóteles allá por los trescientos y tantos antes de Cristo. Pues bien, la mar de veces he escuchado a todo mundo decir que el hombre es un animal político, y solamente estoy de acuerdo en que el político es un animal, al menos el político peruano, que más bien vendría a ser una subespecie emparentada con las ratas, pero dejemos mis susceptibilidades un momento.

Mirando hacia el pasado del lenguaje, incluso siendo poco quisquillosos, nos daremos cuenta los crasos errores de interpretaciones someras sobre lo que significan ciertas cuestiones:

Cuestión número uno: “Homo” no significa animal, sino es más bien una subespecie de los homínidos, un primate de orden superior cuyas últimas especies fueron el neandertal (ya extinto) y el homo sapiens (o sea, tú, el que está leyendo), aunque tampoco concuerdo en que seamos muy homo-sapiens; en fin, en ningún momento se habla de un animal y menos aún, un político biológico.

Cuestión número dos y quizá más importante: La palabra política deriva del griego politikós, que en primera acepción significa ciudadano o cívico; entonces, no sé de dónde diablos sale eso de que aquella persona que se dedica a estafar, engañar, mentir y mancillar, sobre el orden social… digo, que aquella persona que se dedica a gobernar(¿?) viene a llamarse político; ahora bien, está bien que ahora se le haya dado esa acepción, pero recordemos que ya pasaron más de 2200 años desde que Aristóteles dijo Zoon Politikón, entonces ¿por qué deben entenderlo como lo hacemos? Que los seres humanos son animales que se dedica a la política.

Cuestión número tres: hablando del Zoon Politikón. Quizá alguien se habrá dado cuenta de que muchos dicen “Homo politicus” hinchando el pecho de puro y patético orgullo, lo que dijo Aristóteles no fue Homo Politicus, sino Zoon politikón; pues recordemos que no son iguales, pues ya vimos que homo está más cerca humano, y, que zoon más cerca a animal en general; claro que el humano aún sigue dentro del orden animal, pero al final no es lo mismo decir fruta que mango ¿no?, esto podría ser fundamental para la meditación que estamos haciendo; pues bien, entonces sería valedera la observación que le hace el maestro Unamuno a la frase esta del Zoon Politikón. No quiero pecar de querer igualar al maestro en mi actual situación intelectual que bien podría tratarse de un estado primitivo de la conciencia, pero, sí un estado muy necesario; en fin, solo citemos al escritor de la Tía Tula, que también divagó por estas cuestiones y que fue quien me abrió, en cierta forma, los ojos; pero recordemos que no se puede abrir los ojos que no se tienen (esto para los políticos actuales).

Cuestión última (porque siempre hay una cuestión última de las cosas): Después de observar estas cuestiones, nos damos cuenta de que Aristóteles quiso llamarnos “Animales de sociedad” o “animal cívico”, al referirse a nuestra forma y espacio, no somos manada ni horda, ni seres sin orden social, sino más bien animales cívicos, o sea animales que pertenecen a un cierto estadio de la evolución del grupo social, o de la sociedad; y en ningún momento el gran Aristóteles pretendió mancillarnos a todos diciendo que somos como esa subespecie humana de la que ya les he hablado llamada “políticos”; por cuanto considero que yo también soy un zoon politikón.

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